la ola, que no tiene dueño, tiene principio y fin.
en definitiva su destino la posee y esclaviza,
en el viento de la tormenta o en la suave onda del mar calmo,
esa ola no es libre.
nos montamos en esas ondas determinadas en un rumbo,
dominadas por la corriente y el viento,
con principio y fin.
navegamos nuestra libertad que no es tal
sobre esa ola en su rumbo
y tu,
tu eres la arena suave y blanca de la playa donde quiero despertar...,
del naufragio.
eres la isla pirata, con tesoro escondido y por descubrir.
cuantas veces te he conocido, cuantas te he perdido,
el circulo y la flecha
tratando de estar juntos
y es solo un instante, pero dura la vida