y recuerda lo que sentías".
Y ahora recuerda las caricias, el encuentro y la pausa. Conocernos como extraños y reconocernos como iguales.
Por eso te pido que "recuerdes la luz que nos iluminaba."
Y tu me dirás, que recuerde esa noche, la angustia y el dolor; la soledad sin esperanzas, el desencuentro y la frustración.
Y me dirás, "recuerda la oscuridad que nos separó".
Si, princesa: recuerdo el día y la noche. El sol y la luna, las dos partes de tu ser y del mío.
y confío
en la luz que atesoramos y nos defiende de la oscuridad.